Cruzando la 09 de Julio


Es que vos no llegas a entender. A mi me costó mucho aceptar el final. Fui una de esas personas que cruzan la senda peatonal cuando el semáforo marca seis segundos. Sabe que ya no va, pero igual lo intenta. Ignora todas las señales que indican que se termina: desde las más obvias como que el reloj ya indica dos segundos o un no te quiero. Y también las más sutiles como el ruido del acelerador de los autos ansiosos por arrancar y el no preguntarte nunca cómo estas. Y llega el cero y esta ahí a la mitad de la calle: entregando su vida a la voluntad de quien maneja. O la atropella y el fin llega junto con el choque, las lastimaduras, el llanto o apela a la compasión y la deja cruzar la esquina y continuar. De mí Ariel se compadeció muchas veces, hasta que fueron tantas que me tuvo que aplastar.