Mamá me cuenta que ella eligió llamarme Brenda Azul
dice que es porque le gusta como suena
la doble a
y que el día que nací
llego al hospital comiendo un sanguche de salame,
que se sorprendió porque tenía seis dedos
pero que se quedo tranquila
porque así era más difícil de robar.
Mamá me cuenta que de chica
lloraba todas las mañanas,
y que en una casi se olvido.
Que jugó con muñecas hasta los catorce
escondiéndose de sus amigas
porque eran tan pero tan pobres
que recién a los trece se las pudieron comprar.
Que para su cumpleaños de quince
le regalaron su primer diario intimo
y conoció los secretos de las letras.
Escribí una poesía sobre Malvinas,
me cuenta orgullosa y me la muestra.
Mamá me conto que a los quince y medio
ya se olvido de ser niña
porque su papá los abandonó.
Mamá me cuenta que vendió repasadores,
atendió un kiosco,
cuido dos mellizos,
y que para que la dejaran hacer el secundario
rompío
todos
los platos
de su casa.
Mamá me cuenta que finalmente fue a un colegio de monjas
que le gustaba porque tenía uniforme
y que su travesura favorita
era esconderle las llaves a las hermanas.
Mamá me cuenta
que se enamoró de mi papá a los dieciocho
y que una vez que se pelearon
él le secuestro a uno de sus gatos.
A mamá le encantan los gatos,
toca el piano y pinta cuadros,
es aficionada de la fotografía
y siempre se vistió raro.
Mamá cuentos nunca me contó,
si una vez me tiró la biblioteca entera
y me obligó a volver a ordenarla.
También me mandó a lavar los platos
a las cuatro de la mañana.
Mamá escribió RATA en el edificio donde vivía mi papá
cuando nos abandono.
Una vez se autodefinio como "traumadita"
y yo me enoje.
Durante seis meses mamá no me contó nada,
yo ya no la deje.
Ahora me manda sus poesías por WhatsApp,
y yo estoy acá
dandole una vuelta de tuerca a este vínculo
y siendo testigo
del cuento que remata su historia,
y que recién hoy recordó:
mamá me cuenta que de chica su hermano la abusó.